Los Estados miembros de la UE están de acuerdo en que el agricultor es el eslabón más débil de la cadena alimentaria y en que es necesario reforzar su posición en la misma. Sin embargo, sigue habiendo diferencias entre ellos a la hora de abordar como mejorarla.
Los ministros de Agricultura de los 28 -entre ellos la ministra española, Isabel García Tejerina- reunidos ayer en Bratislava (Eslovaquia) en una sesión informal, mostraron esa división entre quienes quieren que haya una regulación a nivel comunitario para favorecer ese reforzamiento del peso de los productores en la cadena de abastecimiento y quienes prefieren que las medidas en ese ámbito se adopten a nivel nacional. Ya son 20 los Estados miembros que cuentan con algún tipo de disposición propia en esta materia.
Por su parte, la Comisión Europea está esperando a que el grupo de expertos («task force») sobre los mercados agrarios, que creó el pasado mes de enero, presente su informe sobre este asunto antes de plantearse la presentación de propuestas. Dicho informe se espera para finales de este año.
Las principales organizaciones y cooperativas agrarias europeas (agrupadas en el COPA-COGECA) reclaman «un marco legislativo a nivel comunitario combinado con códigos de buenas prácticas voluntarios, lo que permitirá combatir las prácticas comerciales desleales en el seno de la cadena y garantizará el buen funcionamiento del mercado único». El sistema debería «estar supervisado por un organismo conciliador independiente que, además, sumará a sus funciones la posibilidad de recibir y actuar sobre la base de denuncias anónimas».