La Alianza UPA-COAG ha vuelto a denunciar un ataque de lobos en la provincia de Burgos. En concreto, en una granja de Espinosa de los Monteros donde estos animales devoraron a cuatro potros tras perpetrar dos ataques en apenas cinco días. El primero de ellos tuvo lugar el 9 de septiembre, cuando los cánidos acabaron con la vida de un potro de seis meses y 18 kilos, y el segundo ocurrió el día 14, cobrándose la vida de otros tres más.
Los ejemplares pertenecían al ganadero de vacuno y equipo Pablo Peña, según ha detallado la organización, que añade que están sufriendo una situación insostenible a causa de estos ataques. Desde el comienzo del verano, el ganadero ha visto cómo el lobo ha matado once animales de su ganadería. «En el norte de Burgos, los lobos se están ensañando con los potros, y el ganadero se ha visto obligado a intentar ocultar a sus animales en una huerta en mitad del pueblo para protegerlos del cánido», explica UPA-COAG.
Estos ataques continuados de lobos contra los potros en Las Merindades se deben a tres razones, según la Alianza, que serían: el potro es la comida favorita de los lobos, el número de lobos en la zona ha aumentado considerablemente desde su sobreprotección administrativa y los potros constituyen una presa mucho más fácil de cazar para el lobo.
Falta de ayudas
La organización también ha lamentado que el ganadero afectado esté sin subvenciones por pérdidas de ganado y con la única medida de poseer un seguro propio, solución que ha declinado debido a que «no merece la pena, porque de seis se encuentra uno». Para el joven ganadero, después de tres años asentado en Las Merindades, cada día crece más la idea de «venderlo y dejarlo todo», ya que encima de «estar todo por las nubes, lo que tienes para defenderte, lo pierdes, y la Junta, los guardias, los veterinarios y el Seprona se lavan las manos; no hay control y nadie busca soluciones».
Otro gran problema relacionado con los ataques del depredador sucede en las horas posteriores, según explica la Alianza UPA-COAG, y estaría relacionado con la aparición de los buitres que dificulta en gran medida la recuperación de los animales o incluso la identificación de los cadáveres, lo que complica aún más la recogida de vacas, potros o yeguas.
Todo ello hace que la situación para el ganadero de vacuno y equino sea «insostenible». A los «destrozos» que supone cada ataque de lobos, como la pérdida del animal, los daños de los animales malheridos y las pérdidas en productividad por el estrés, se suma la imposible identificación al ser luego atacado por la alta población de buitres que hay en la zona. De hecho, hasta el mes de junio, en la provincia burgalesa se vieron afectadas 153 cabezas de ganado en solo seis meses entre ovejas, cabras y caballos.