Los precios mundiales de los alimentos bajaron fuertemente en marzo, lastrados en su mayor parte por la contracción de la demanda vinculada a los efectos de la pandemia COVID-19 y la caída de los precios mundiales del petróleo, debido sobre todo a las expectativas de desaceleración económica a medida que los Gobiernos implantan restricciones destinadas a responder a la crisis sanitaria.
El índice de precios de los alimentos que elabora la FAO registró un promedio de 172,2 puntos en marzo, es decir, un 4,3% menos que en febrero, pero sigue siendo un 2,7% más alto que en marzo de 2019. «La bajada de los precios obedece en gran medida a factores de la demanda, no de la oferta, factores que están influidos por unas perspectivas económicas cada vez peores», señaló el economista superior de la FAO, Abdolreza Abbassian.
El índice de precios del azúcar de la FAO fue el que más bajó, con un 19,1% menos respecto a febrero. Se situó en un promedio de 169,6 puntos en marzo. “La significativa caída mensual de los precios internacionales del azúcar se debió principalmente a los efectos colaterales del COVID-19, dado que las medidas de confinamiento impuestas por varios países se tradujeron en una reducción de la demanda para el consumo fuera de los hogares”, explicó la FAO. Además, indica que “el acusado descenso de los precios del petróleo crudo ejerció una presión adicional a la baja en los mercados del azúcar, ya que la bajada de los precios de la energía tiende a impulsar la producción de azúcar en lugar de etanol”.
En cuanto a los aceites vegetales, el índice se situó en marzo en una media de 139,1 puntos, un 12% menos que en febrero. Esta disminución se debe principalmente a la caída de los precios del aceite de palma vinculada al descenso de los precios del petróleo y a la creciente incertidumbre sobre el impacto de la pandemia en los mercados de aceite vegetal de todo el mundo. Los precios del aceite de soja y de colza siguieron la misma tendencia.
«La bajada de los precios obedece en gran medida a factores de la demanda, no de la oferta»
El índice de la FAO de los productos lácteos registró un promedio de 203,5 puntos en marzo, es decir, un 3% menos que en febrero. En marzo, disminuyeron las cotizaciones de la leche desnatada en polvo, la leche entera en polvo, el queso y la mantequilla. Además, la FAO explica que “la demanda mundial de importaciones de leche desnatada en polvo y leche entera en polvo se redujo considerablemente, principalmente debido a las interrupciones en las cadenas de suministro de productos lácteos causadas por medidas de contención destinadas a detener la propagación del COVID-19”.
Asimismo, el índice de los cereales también disminuyó en marzo un 1,9% respecto a febrero y se situó en una media de 164,6 puntos. Esta caída se debió al recorte de los precios de exportación de todos los cereales principales, con excepción del arroz. En concreto, los precios del trigo bajaron, “a pesar de las preocupaciones acerca del COVID-19, que impulsaron la actividad comercial, en especial en los países de África del Norte, y de la imposición por Rusia de algunas restricciones a la exportación”.
Sin embargo, los precios internacionales del arroz aumentaron por tercer mes consecutivo, alcanzando su nivel más alto desde junio de 2018. “Alentados por las preocupaciones sobre la pandemia del COVID-19 y por la información de Vietnam, que suspendió temporalmente la firma de nuevos contratos de exportación para examinar la situación del suministro interno y revisar su política de exportación, la constitución de existencias apoyó los precios del arroz Indica”, indicó la FAO.
Por último, el índice de la FAO de la carne se situó en marzo en una media de 176 puntos, es decir, un 0,6% menos que en febrero. En marzo, las cotizaciones internacionales de las carnes de ovino y vacuno siguieron bajando como resultado de la abundancia de disponibilidades exportables, especialmente en Oceanía. Por el contrario, las cotizaciones de la carne de porcino subieron “como consecuencia de la escasez general en los mercados debido al aumento repentino de la demanda interna y externa, sumado a problemas logísticos y restricciones a la circulación de los trabajadores que afectaron a la elaboración de carne”, afirmó la organización.