Primer dato, y más importante, de este primer Pregón de la primavera recién estrenada: las montañas españolas están sin nieve, en el peor de los casos, o con un poco en las cumbres, en el mejor. Eso significa que la cantidad de agua producto del deshielo que entrará en los pantanos va a ser muy escasa. Por lo tanto, la única posibilidad de que los embalses, que están en una situación muy preocupante, especialmente en la Cuenca del Guadalquivir y en Cataluña, se recuperen es que la primavera sea muy lluviosa.
Desgraciadamente, el comienzo de la nueva estación no ha ido en esa línea en la mayor parte de España. El campo pide agua a gritos, que no llega. Pero tal y como se están poniendo las cosas, ya no es solo el campo el afectado, sino que también esta en peligro el abastecimiento domiciliario en una buena parte de España, salvo que llueva. ¿Puede darse la circunstancia en los próximos meses de que abramos el grifo y no salga agua porque haya restricciones durante algunas horas al día? No hay que descartarlo, especialmente en algunas regiones. Y otra consecuencia importante: se pueden ver afectadas las cosechas con la consiguiente repercusión en la cesta de la compra, que sigue por las nubes.
El segundo dato para considerar tiene que ver con el agua, con el vino y con la comida. Presten atención a este menú: jamón de bellota ibérico, queso puro de oveja, salchichón ibérico, salmorejo de tomate “pera”, tortilla campera, empanaditos de rape, boquerones al limón, flamenquín ibérico, croqueta de puchero y solomillo al Tío Pepe, todo ello en abundancia. ¿A que se hace la boca agua? Pues fue el menú servido en el “lunch” ofrecido por el ministro de Agricultura, Luis Planas, y su directora general de Desarrollo Rural, Isabel Bombal, a los más de doscientos asistentes a la jornada sobre “El regadío español, referente del regadío sostenible y moderno”, que tuvo lugar el pasado jueves en la localidad cordobesa de Palma del Rio.
Los debates terminaron, no con un vino español, ni con un aperitivo, ni con una comida informal, sino con un “lunch”, según figura en el programa oficial de la citada jornada, que estuvo organizada por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y que se financió, “lunch” incluido, con cargo al Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, puesto en marcha por el Gobierno de España para gastarse “los dineros” que llegan de Bruselas. Andan los empresarios (pequeños, medianos y grandes) y los autónomos (agricultores y ganaderos incluidos) buscando dónde está ese dinero del que todo el mundo habla, pero que nadie ve, ni tampoco recibe. Han venido los eurodiputados miembros de la Comisión de Control Presupuestario del Parlamento Europeo pidiendo explicaciones sobre la administración de esos fondos y se volvieron a Bruselas sin estar muy convencidos de las explicaciones recibidas.
Pues bien, ya comienzan a llegar las primeras respuestas: Luis Planas se lo está gastando en parte en agasajar a “mariachis” y “pancistas” con un “lunch” a base de jamón de bellota ibérico, queso puro de oveja, salchichón ibérico, salmorejo de tomate “pera”, tortilla campera, empanaditos de rape, boquerones al limón, flamenquín ibérico, croqueta de puchero y solomillo al Tío Pepe. Todo ello bien regado y no solo con agua precisamente. ¿Quiénes son los “mariachis” y “pancistas” que estuvieron en el lunch”? Seguimos con las pesquisas
P.D. Pancista según la RAE: “persona que practica el pancismo como conducta habitual”. Pancismo: “tendencia o actitud de quienes acomodan su comportamiento a lo que creen más conveniente y menos arriesgado para su provecho y tranquilidad”.