El Pregón: Alimentos más caros y la cebada a 60 pesetas kilo

Por César Lumbreras

Primera afirmación: si hace veinte días tan solo llego a decir en estos micrófonos que la gasolina iba a superar los 2 euros por litro, muchos de los oyentes habrían contestado que eso era imposible. Segunda afirmación: si, en la misma línea, hubiese afirmado que la cebada superaría en el mismo plazo de tiempo las 60 pesetas por kilo, muchos agricultores y ganaderos se habrían llevado las manos a la cabeza, respondiendo que eso también era imposible. Y, sin embargo, ambos hechos se han plasmado en la realidad.

Tercera afirmación: hemos entrado en una época en la que muchos de los alimentos que hoy consideramos básicos van a ser más caros, incluso se podría afirmar que mucho más caros, por lo menos a corto plazo. La cosa ya venía de atrás, de antes de la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Pero, tras el estallido de la guerra, y teniendo en cuenta que estos dos países figuran entre los más importantes del mundo en la producción de cereales y oleaginosas, la situación se ha agravado.

El coste de la alimentación de los animales también se ha disparado por la subida espectacular de los precios del trigo pienso, el maíz y la cebada

El trigo para consumo humano y todos sus derivados, como la harina, el pan, los macarrones y todas las pastas, la bollería y la pastelería nos costarán más. Otro tanto está sucediendo ya con el aceite de girasol y, de rebote, con el aceite de oliva y otras grasas vegetales. El coste de la alimentación de los animales también se ha disparado por la subida espectacular de los precios del trigo pienso, el maíz y la cebada.

Es evidente que, en el mejor de los casos, los ganaderos tendrán que repercutir esas subidas de sus costes en los precios de la leche, los huevos, y de todo tipo de carnes. Y, en el peor de los casos, si no logran eso, que suban los precios de sus animales o de la leche y los huevos, directamente tendrán que cerrar las explotaciones, porque no podrán asumir las pérdidas, y la oferta se desplomará, con el consiguiente riesgo de desabastecimiento.

Conclusión: la época en la que había muchos alimentos básicos a precios asequibles se ha acabado, por lo menos a corto plazo. Lo que suceda a medio y largo plazo dependerá en gran parte de lo que pase con la guerra que enfrenta en estos momentos a Rusia y Ucrania, dos de los graneros mundiales. Y los consumidores tenemos que asumir esta realidad, tanto si nos gusta, como si no. Si a esto añadimos que el coste de la energía ya venía disparado de antes y que ahora se ha puesto por las nubes, nos encontramos con un panorama muy negro, en el que no va a quedar más remedio que fijar prioridades de gasto y apretarse el cinturón.

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