Esta semana ha estado marcada por dos asuntos: la nueva PAC y la planificación de la política del agua. En el caso del primero, ayer se dio en Bruselas otro pasito hacia el acuerdo definitivo sobre las reglas del juego de la nueva PAC que se aplicarán a partir de 2023. El Consejo de Ministros y el Parlamento Europeo, con la Comisión Europea y su vicepresidente Timmermans por medio, alcanzaron un principio de acuerdo sobre esa nueva PAC, que todavía debe ser ratificado por el Consejo Agrícola, algo que debería suceder entre el lunes y el martes, y por el conjunto de los eurodiputados, algo que queda para más adelante. Estamos ante una PAC más verde, algo que ya se sabía, y que, contrariamente a lo que se había anunciado, será bastante más complicada que la actual.
Y, a la espera de conocer los detalles del pacto con más detalle, quiero hacer una advertencia. Y, para ello, tomo prestada una frase del Conde de Romanones, que pedía algo así como que “hagan ellos las leyes y me dejen a mi los reglamentos”. Quiero insistir en que, primero, la Comisión Europea, en la que manda Timmermans, tiene que hacer los reglamentos para aplicar la PAC, y, segundo, que corresponde a la Comisión Europea la aprobación de los Planes Estratégicos que elaboren los Estados miembros. Y, dentro de la Comisión, eso corresponde también, no al comisario de Agricultura, sino al vicepresidente Timmermans, que está obsesionado con la aplicación del Pacto Verde en todas las políticas comunitarias. Puede que ahora no se haya salido del todo con la suya, pero va a seguir teniendo la sartén por el mango.
Y, ya que hablo de Timmermans, hay que preguntarse qué miembro del Gobierno español tiene la interlocución con él. Pues no es un miembro, porque es una miembra, ya que se trata de Teresa Ribera, la vicepresidenta que se encarga de lo verde y que va a tener mucho que decir en todos los aspectos medioambientales de la nueva PAC. Y, precisamente, Ribera ha presentado esta semana sus cartas en lo que respecta a la política hidráulica. Y esas cartas se pueden resumir en dos: no habrá más agua para regadíos nuevos con carácter general y los trasvases, en concreto el Tajo- Segura, va a menos. Así que hay que olvidarse de más transformaciones de hectáreas de secano en regadío, por lo menos a corto plazo, y habrá que conformarse con mejorar las existentes. ¿Qué ha dicho el ministro de Agricultura sobre el asunto del agua? Pues ha dado la callada por respuesta, como es habitual en él cada vez que Ribera plantea algún problema al sector agrario. Esta semana bastante tenía Luis Planas, y también Ribera y el resto del Gobierno, con lo de los indultos, como para ocuparse de las cosas del campo.
Por César Lumbreras
