Si algo ha puesto de manifiesto la pandemia que sufrimos es que el Gobierno de Pedro Sánchez y de Pablo Iglesias actúa de forma caótica. Los ejemplos son casi diarios y los sufrimos todos.
Tan solo algo que afecta al sector agrario y al medio rural: las medidas de confinamiento y de desconfinamiento se ha adoptado desde una óptica fundamentalmente urbana, que ha permitido traslados en autobuses o en el metro de las ciudades de personas que no podían guardar las mínimas condiciones de seguridad y distancia, mientras en nuestros pueblos no se permitía acudir a los huertos familiares y domésticos a ciudadanos que iban a estar solos o que no se encontraban con nadie en su camino de ida y vuelta. Vamos, un sinsentido. Y eso por no citar las continuas rectificaciones respecto a la movilidad de los temporeros, en lo que parece el baile de la yenka.
El último desatino o dislate del Gobierno ha tenido lugar esta semana, cuando se ha publicado en el BOE la estructura del nuevo Ministerio de Consumo. En el Real Decreto correspondiente se dice que “la Secretaría General de Consumo y Juego tendrá bajo su adscripción a la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y de Nutrición”, la AESAN, que hasta ahora dependía del Ministerio de Sanidad, algo que parece más lógico. Pero, la lógica y la gestión no parecen tener cabida en este Gobierno.
Esta decisión no ha caído muy bien en el sector agroalimentario, pero es lo que hay, porque necesitaban llenar de contenido el nuevo Ministerio de Consumo.
En resumen, que la seguridad alimentaria, que nos afecta mucho a todos, irá de la mano del juego. Habría que recordar a Pedro Sánchez y Pablo Iglesias que con las cosas de comer no se juega. ¡Ah! y seguimos sin saber nada de las ayudas al ovino y caprino, cuando hace un mes que se anunciaron por parte de Planas y su equipo y tres semanas largas desde que se rectificaron.
Por César Lumbreras