Tras dos días de negociaciones, los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea fracasaron el 21 de febrero en su intento de llegar a un compromiso sobre el Marco Financiero Plurianual de la UE para el período 2021-2027, el primero sin el Reino Unido. Tras el rechazo prácticamente generalizado a la propuesta que el presidente del Consejo de la UE, Charles Michel, puso sobre la mesa el pasado 14 de febrero, la Comisión Europea presentó un nuevo papel con algunos cambios que tampoco convenció a los líderes europeos.
El proyecto de Michel contemplaba un presupuesto global para el conjunto del período de 1,094 billones de euros, equivalentes al 1,074% de la Renta Nacional Bruta (RNB) de la UE. La partida para la PAC era de 329.300 millones de euros (un 14% menos que en el actual período 2014-2020), de los que 256.700 millones se destinarían a los pagos directos y las medidas de mercado(-10%) y 72.500 millones al desarrollo rural (-25%).
La modificación planteada por la Comisión Europea contemplaba una partida global para todo el período algo más baja, de 1,089 billones de euros, equivalente al 1,069% de la RNB de la UE. Además se introducían pequeños cambios en la PAC, que mejoraba algo respecto al proyecto de Michel, y en la política de cohesión.
Los líderes europeos tardaron muy poco en rechazar también este último texto. Aunque rebaja algo la cifra global, no es suficiente para convencer a algunos de los principales contribuyentes netos del presupuesto europeo (como Suecia, Austria, Holanda y Dinamarca), que piden que el gasto total de la UE no supere el 0,1% de la RNB de la UE. Y las modificaciones en las partidas de la PAC y de cohesión tampoco contaron con el apoyo de los países que, como España, defienden que no haya recortes en las mismas respecto a la situación actual.
