Esta última semana ha estado marcada por la actitud de Putin y por la de Planas, ambas con importantes repercusiones para los agricultores y ganaderos españoles. El mandatario ruso decidió el pasado sábado que ya no aplicaba el acuerdo alcanzado bajo el paraguas de la ONU, que permitía exportar cereales y oleaginosas desde Ucrania a través de los puertos del Mar Negro. Lógicamente, cuando abrieron los mercados el lunes, los precios de estos productos se dispararon. Pero, pocas horas después, el miércoles 2, Putin dio marcha atrás y volvió al redil a su manera y entonces las cotizaciones, igual que habían subido, se pusieron a bajar.
En resumidas cuentas, una semana de extrema volatilidad, fenómeno preocupante tanto para los agricultores, como para los ganaderos que necesitan los cereales y las oleaginosas para alimentar a sus animales. Esta volatilidad no es la mejor manera para organizarse. Y mucho me temo que Putin va a continuar con esta táctica. Para comenzar, no sabemos si renovará este acuerdo, cuya vigencia termina dentro de dos semanas.
Y, mientras tanto, en España, el Pleno del Congreso de los Diputados aprobaba (ahora ha pasado al Senado) el llamado “Proyecto de Ley por la que se regulan el sistema de gestión de la Política Agrícola Común y otras materias conexas”. Dicho de otra manera, las normas de aplicación del Plan Estratégico de la PAC que ha impuesto Planas. Bien se puede decir que estamos ante la norma de política agraria más importante de la segunda parte de esta legislatura. Eso fue el jueves. Hubo el correspondiente debate, seguido de votación y todo ello sucedió con Planas desaparecido del hemiciclo del Congreso de los Diputados. Vamos, que no pisó por allí, porque decidió que estaba mejor dándose un garbeo por París.
Resulta muy llamativa esta actitud de desprecio del ministro de Agricultura a los representantes de la soberanía popular y, por lo tanto, también de los agricultores y ganaderos, más tratándose de una Ley tan importante. Pero si la actitud de Planas fue llamativa, tanto o más lo es que los representantes de los principales grupos de la oposición no criticasen esta falta de respeto y de talante democrático por parte de Planas. Insisto, resulta muy llamativo y hay que preguntarse a qué se dedica la oposición.
Finalmente, a pie de campo continúa la preocupación de agricultores y ganaderos beneficiarios de las ayudas de la PAC por la “desaparición”, o mejor dicho, “no aparición” de las reglas del juego que deberán respetar, esas normas que son competencia del desaparecido Planas. ¡Pedazo de inseguridad jurídica!
