La quema de rastrojos por motivos fitosanitarios se abre el 27 de octubre en Castilla y León. Sin embargo, «las expectativas creadas en el sector ante la recuperación, al menos parcial, de esta práctica agronómica, se han frenado desde que apareció la normativa, que limita enormemente las condiciones, y especialmente las áreas permitidas», según ha señalado ASAJA en un comunicado.
La organización considera que la decisión de autorizar la quema de rastrojos, práctica interrumpida durante años, es un punto de partida importante, pero la normativa debe mejorar para cumplir con sus objetivos. ASAJA señala, entre otras cosas, que la normativa ha aparecido con retraso (por estas fechas buena parte de la superficie ya estaría sembrada), la inclusión como monte de superficies agrícolas y la exclusión de amplias zonas, como las ZEPA. Todo ello, dice, «ha decepcionado a muchos agricultores».
Ahora toca tomar nota y rectificar para futuras convocatorias. ASAJA señala que «está convencida de la eficacia de la quema de rastrojos como práctica agronómica cada vez más económica, completa y sostenible para lograr un campo limpio y libre de plagas cada vez más resistentes a cualquier tratamiento».
Para poder proceder a las quemas, los agricultores deben presentar una solicitud con seis días de antelación. El período de quemas en cada zona se ha recogido en un calendario. Con carácter general, acaba el 1 de diciembre. Para rastrojo de maíz en regadío se ha fijado la segunda quincena de febrero en todas las zonas.