Reforma laboral: ¿Por qué es lesiva para el sector agrario? Por Ana Matorras Díaz-Caneja

Entrevista en AGROPOPULAR con Ana Matorras Díaz-Caneja, profesora de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Universidad Pontificia de Comillas

En la emisión de AGROPOPULAR del 5 de febrero contamos con la participación de Ana Matorras Díaz-Caneja, profesora de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Universidad Pontificia de Comillas y experta en la reforma laboral en el sector agrario, que explicó por qué es lesiva esta reforma para el campo.

A su juicio, «es una reforma que se ha llevado a espaldas del campo, sin tener en cuenta las singularidades de la actividad agraria». Según detalló, ahora casi toda la contratación va a tener que ser en la modalidad de fijo discontinuo y esto genera un incremento notable de gastos sociales, directos e indirectos.

Dificultades organizativas de la reforma laboral

Además, aseguró que va a generar serias dificultales en términos organizativos porque no se tiene en cuenta la estacionalidad característica de la actividad agraria, pero tampoco tiene en cuenta las fortísimas oscilaciones que experimentan las necesidades reales de mano de obra de un año a otro.

«No tiene en cuenta cómo es la mano de obra en el campo». Según  Matorras, ya se está detectando que los propios trabajadores están poniendo resistencia a la condición de trabajador  fijo-discontinuo: «lo que se supone que es bueno para ellos, ellos mismos lo están rechazando».

«Lo que se supone que es bueno para ellos, ellos mismos lo están rechazando»

Aunque la trabajación fija discontinua no es nueva para el campo, está en la negociación colectiva, «la gestión de los llamamientos va a ser más compleja porque se van a crear unas bolsas inmensas de trabajadores fijos discontinuos sin saber cómo se van a resolver por los problemas en los llamamientos, por la falta de respuesta a esos llamamientos», etc.

Contratación temporal

Sobre todo, en contratación temporal, va a haber muy pocos supuestos de necesidades discontinuas y de caracter imprevisible (que son buena parte de las necesidades de mano de obra del campo), pues van a quedar cubiertos por los nuevos contratos temporales que subsisten después de esta reforma.

«Simplificando: las empresas van a tener 90 días en cada año natural para poder contratar temporalmente, pero solo lo van a poder hacer para cubrir necesidades de caracter ocasional y que sean de duración reducida». Eso significa que las campañas, cuando sean estables y tengan una cierta extensión temporal -ronden los 90 días-, no van a quedar cubiertas, precisó.

«Es un sector que depende en buena medida de la mano de obra extranjera»

La experta apuntó que «es especialmente problemático porque es un sector que depende en buena medida de la mano de obra extranjera; Hay muchas campañas que solo pueden cubrirse -en los últimos años- con contrataciones en origen.

La normativa migratoria está exigiendo que la contratación sea temporal y las autoridades migratorias están exigiendo que se les contrate con un mínimo de 120 días: «ya me dirán cómo pretenden conciliar esto», concluyó.

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