La reforma de la PAC (II): el “Paquete Verde” y la rentabilidad de las explotaciones. Por Mercedes Morán

Artículo de opinión de la ex-directora general de Política Agraria Comunitaria de la Junta de Extremadura y miembro del equipo de expertos en PAC de AGROPOPULAR

Mercedes Morán, exdirectora general de Política Agraria Comunitaria de la Junta de Extremadura y miembro del equipo de expertos de la PAC.

El ministro Planas es un visionario; vaticina una gran transformación de la agricultura, una verdadera revolución de la forma de producir que será positiva para la biodiversidad y el medio ambiente. De hecho, lo “verde” parece ser lo que identifica a esta nueva reforma de la PAC. La pregunta es ¿qué impacto tendrá esto en la rentabilidad de las explotaciones agrarias?

Dice el ministro que los productores «serán los principales protagonistas del cambio», porque van a “aplicar prácticas y modelos de producción que mitiguen el cambio climático y preserven la biodiversidad y el paisaje”. Esto es un objetivo importante, nadie lo cuestiona, pero sin rentabilidad no habrá productores para ser protagonistas de nada.

Por eso el orden es importante, y el primer objetivo debe ser el de asegurar una empresa agraria rentable. Supeditar toda la política agrícola común al condicionado del Pacto Verde, a unas mayores exigencias de producción, a limitaciones cada vez fuertes, en estos tiempos de bajos precios, guerras comerciales y menor presupuesto de la PAC, es poner en riesgo la supervivencia de muchas explotaciones porque conducirá a mayores costes y a una menor producción.

A pesar de esto, la Comisión Europea y los Estados Miembros, entre ellos España, quieren una mayor ambición ambiental y para ello diseñan para la próxima PAC lo que llaman una nueva “arquitectura ambiental”, cuyas medidas tendrán como referencia, entre otras, la estrategia “De la granja a la mesa” del Pacto Verde, y su meta para 2030: reducir un 50% el uso de plaguicidas químicos y un 20% el de fertilizantes; reducir al 50% las ventas de antimicrobianos para animales y que el 25% de todas las tierras agrícolas se dediquen a la producción ecológica. Y todo esto con un presupuesto disminuido, lo que se traduce en mayores obligaciones con menos dinero.

Es cierto que esta estrategia aun no es una norma, pero es un compromiso político de la presidenta de la Comisión Europea y para Ursula von der Leyen, según sus propias palabras, “el objetivo actual de reducir nuestras emisiones en un 40 % para 2030 no es suficiente”, por lo que el camino está marcado y es muy claro.

Veamos en qué consiste esta “arquitectura verde”, esa propuesta del paquete verde de la nueva PAC que podemos sintetizar en tres ejes:

  1. Los eco-esquemas, dentro del primer pilar de ayudas directas.
  2. Las ayudas agroambientales, en el segundo pilar de desarrollo rural.
  3. La condicionalidad reforzada que deben cumplir los beneficiarios de las ayudas de la PAC.

Eco-esquemas

Empecemos con los eco-esquemas que son los sustitutos del pago verde en la nueva PAC. También son actuaciones beneficiosas para el clima y el medio ambiente que podrán realizar los agricultores y ganaderos, pero a diferencia del pago verde, no son obligatorios por lo que el productor puede decidir aplicarlos en su explotación de manera voluntaria, claro que, si no lo hace, no recibiría la ayuda que será por hectárea o por animal. No nos equivoquemos, aunque lo sustituyan, no se parecen en nada al pago verde, son similares a las ayudas agroambientales, lo que implica mayores requisitos a cumplir por parte del agricultor o ganadero para recibir esta ayuda directa.

El Ministerio y las Comunidades Autónomas los están diseñando y ya hay propuestas de algunos eco-esquemas que tendrán que incorporar compromisos mayores que los de la condicionalidad y que, además, serán diferentes a los de las ayudas agroambientales para evitar la doble financiación por la misma actuación.

Hay propuestas que hablan, por ejemplo, de pastoreo extensivo con una carga ganadera máxima y mínima; de la implantación de cubierta vegetal natural o semillada todo el año en cultivos leñosos; de la incorporación al suelo de restos de poda en cultivos leñosos; de la rotación de cultivos introduciendo especies mejorantes (leguminosas, oleaginosas); de la elaboración de planes individuales de fertilización y de planes para el usos sostenible de fitosanitarios; de la implantación y conservación de márgenes, islas de vegetación, corredores multifuncionales; de la participación en programas de valorización energéticas de estiércoles de rumiantes y equino y de biomasa de origen vegetal, entre otras.

Además de decidir cuál es la lista final de eco-esquemas, el Ministerio y las Comunidades Autónomas tendrán que establecer el porcentaje del presupuesto de la PAC que se destinará a estas actuaciones “verdes”, pero tengamos en cuenta que, a mayor porcentaje para los eco-esquemas, menor presupuesto habrá para la ayuda básica a la renta.

Ayudas agroambientales

Seguimos con las ayudas agroambientales que ya conocen pero que en esta nueva PAC, las Comunidades autónomas tendrán que diseñar de tal forma que no coincidan con los eco-esquemas. Entre ellas, cobrará mayor importancia el fomento de la producción ecológica siguiendo la línea marcada por el Pacto Verde.

Hay preguntas oportunas al respecto, ¿se ha realizado un estudio del impacto que tendrá la conversión del 25% de la superficie agraria a producción ecológica?, ¿cómo influirá en la rentabilidad de las explotaciones agrarias?, ¿qué tamaño deberá tener la explotación para que sea viable teniendo en cuenta el menor rendimiento de la producción ecológica? De momento, sin respuestas.

Condicionalidad reforzada

Terminamos con la condicionalidad reforzada, o lo que es lo mismo, las obligaciones que tendrán que cumplir todos los beneficiarios de las ayudas de la PAC, incluidos los pequeños productores. Como ustedes saben, actualmente también es obligatoria la condicionalidad y su incumplimiento da lugar a reducciones de las ayudas e incluso a la pérdida de estas ¿qué diferencia hay entonces con la nueva PAC? Sencillamente que se refuerza ampliando las obligaciones para los agricultores y ganaderos que reciben las ayudas PAC.

A las Buenas Prácticas Agrícolas y Medioambientales que se deben cumplir actualmente, se les añadirán a partir de la nueva PAC, las medidas del pago verde. Es decir, las medidas que ustedes llevan a cabo actualmente para percibir este pago verde, pasan a ser obligaciones sin ninguna compensación; la diversificación de cultivos, el mantenimiento de los pastos permanentes, la prohibición de arar los pastos que se encuentren en la Red Natura 2000 y mantener un porcentaje mínimo de tierras de cultivo y cultivos permanentes dedicados a instalaciones o superficies no productivas o a cultivos intermedios o cultivos fijadores de nitrógeno cultivados en ausencia de productos fitosanitarios, formarán parte de las condiciones que tendrán que cumplir los productores.

En cuanto a los Requisitos Legales de Gestión, que dentro de la Condicionalidad es la normativa de obligado cumplimiento sobre salud pública, medio ambiente, identificación animal, sanidad animal y vegetal y bienestar animal, también se aumentan con otras normas. Entre ellas, medidas de control, por parte de la administración de la captación de aguas dulces superficiales y subterráneas y de embalse de aguas dulces superficiales; medidas para evitar o controlar la entrada de contaminantes o actuaciones sobre los plaguicidas, como inspecciones de equipos, normas sobre su manipulación, almacenamiento y eliminación de restos, restricciones de uso en las zonas de Red Natura 2000, entre otras.

Añadan a todo esto que el Ministerio está preparando un Real Decreto sobre fertilización razonable y sostenible.

Como verán ese protagonismo que el Ministro quiere dar a los productores es fundamentalmente para que cumplan, con un presupuesto de la PAC recortado, nuevas obligaciones y exigencias a la hora de producir, haciendo recaer sobre sus hombros el coste de esa mayor “ambición verde”. Mientras los terceros países venden sus productos en Europa sin cumplir con esas mismas normas, en una clara competencia desleal que sitúa en total desventaja a nuestros productores.

La sostenibilidad debe ser un objetivo, pero no solo la medioambiental sino también la sostenibilidad económica de las explotaciones agrarias. Sin agricultores y ganaderos, la seguridad alimentaria de la ciudadanía está en riesgo y hemos comprobado, en estos difíciles momentos, que ha sido fundamental el abastecimiento de alimentos de la población porque si no hubiera sido así, imaginen ustedes el caos.

Los agricultores y ganaderos son, en definitiva, los gestores del medio físico. Las medidas que vayan encaminadas a dificultar su trabajo y la rentabilidad de su empresa agraria, llevarán al abandono y a un desequilibrio que destruirá en lugar de construir.

Mercedes Morán

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