El miércoles 13 de diciembre fue el último día que cotizó el girasol en la Lonja Agropecuaria de León. Este año arrancó en la provincia con un aumento de superficie de más del 22% con respecto a la pasada campaña, de modo que el número de hectáreas sembradas pasó de las 5.600 a 6.859 hectáreas.
Según fuentes de la Lonja, el aumento de superficie de girasol de regadío tiene que ver con años muy complicados climatológicamente, puesto que es un cultivo que solo se siembra «cuando no queda más remedio».
En la campaña 2016, con las graves inundaciones de primavera (que fueron retrasando las siembras hasta el mes de junio) ya experimentó un aumento significativo y, este año, ha ocurrido lo mismo: la grave sequía y el nivel de los pantanos bajos hizo que muchos agricultores no les quedase más remedio que sembrar girasol, porque es mucho menos exigente en cuanto a riego; además, en zonas modernizadas el ahorro de agua se podría trasladar a otros cultivos.
En la presente campaña los precios han sido extrañamente muy bajos, entre 310 y 320 euros tonelada; sin embargo, el aceite de girasol ha tenido un aumento significativo de consumo en España y ya ha superado al de aceite de oliva, con un 45,34% del total nacional. Fuentes de la Lonja de León han detallado que un aceite de girasol se puede comprar a poco más de 1 euro y uno de oliva está en torno a los 4,50 euros, este crecimiento se ha dado principalmente en los hogares y en la restauración.
En cuanto a los costes de cultivo, estas mismas fuentes lo sitúan en 1.000 euros por hectárea y, por tanto, con el precio actual y los rendimientos que de la presente campaña (cifrados por la comisión de estadística de la Junta de Castilla y León en 2.800 kilos/hectárea) un agricultor pierde cerca de 150 euros. Además, señalan que la única alternativa a esto sería dejar las fincas en barbecho, con un coste por hectárea de 600 euros. Por lo tanto, «si sembramos perdemos 150 euros y si no sembramos perdemos 600 euros».