En su Comunicación sobre el futuro de la PAC, que presentará el 29 de noviembre, la Comisión Europea tiene previsto plantear una remodelación total del régimen de reverdecimiento de los pagos directos. Su intención es que el futuro sistema comunitario esté basado en obligaciones de resultados más que en las actuaciones dirigidas a conseguirlos.
El proyecto de Comunicación, que llevará por título «El futuro de la alimentación y de la agricultura», sugiere fusionar los tres instrumentos que actualmente van dirigidos a lograr una agricultura más «verde»: la condicionalidad, las ayudas agroambientales y climáticas voluntarias (incluidas en la política de desarrollo rural) y las medidas de reverdecimiento de las ayudas directas propiamente dichas. La idea de Bruselas es abandonar la larga lista de actuaciones y obligaciones que deben cumplir los agricultores y ganaderos, y que en muchas ocasiones se solapan, para poner en marcha un sistema basado en obligaciones de resultados.
En el marco de este sistema, los Estados miembros elaborarían un plan estratégico dirigido a lograr unos objetivos medioambientales y climáticos establecidos a nivel comunitario y tendrían margen para concebir un conjunto de medidas obligatorias y voluntarias que conduzcan a esos objetivos.
Gestión de riesgos, jóvenes, acuerdos comerciales
El proyecto prevé la creación, a corto plazo, de una plataforma permanente a nivel de la UE sobre la gestión de riesgos, un foro que permita a los agricultores, autoridades púbicas y partes implicadas intercambiar sus experiencias y buenas prácticas con el fin de mejorar la aplicación de los instrumentos existentes a la hora de hacer frente a la volatilidad de los precios y los mercados agrarios o a las inclemencias del tiempo. Avanza también, sin entrar en detalles, nuevas opciones, como los instrumentos financieros (aportación de capitales privados), el apoyo al reaseguro de los fondos de mutualidades o los incentivos al ahorro de precaución.
Bruselas dedica también un apartado a los jóvenes y el relevo generacional en el campo. Señala que la nueva PAC «debe dar flexibilidad a los Estados miembros para desarrollar regímenes a la medida que reflejen las necesidades específicas de sus jóvenes agricultores» y, paralelamente, prevé un sistema comunitario de apoyo a la primera instalación por medio de un pago complementario para quienes se incorporen a la actividad o bien el reforzamiento y la ampliación de las ayudas actuales.
El proyecto se ocupa asimismo, entre otras cuestiones, a los acuerdos comerciales de la UE con países terceros. Afirma que «algunos sectores agrícolas específicos no pueden asumir la liberalización total de los intercambios y la competencia sin límite de las importaciones». De ahí la necesidad de «reconocer debidamente y reflejar la sensibilidad de los productos en cuestión en las negociaciones» con países terceros.