Emitimos hoy desde Cedrillas, en Teruel. Es la penúltima provincia en población de toda España y la décima en extensión, o sea que está muy poco poblada. Ha sufrido mucho la falta de una política de apoyo por parte del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Porque ese es el nombre completo del departamento que creó Pedro Sánchez, el marido de Begoña, hace ya seis años y cuatro meses. Desde entonces ha estado al frente del mismo Teresa Ribera. Cuando se encuentra a punto de marcharse a Bruselas y anda pendiente de su examen ante el Parlamento Europeo, que tendrá lugar dentro de un mes, toca preguntarse qué es lo que ha hecho Ribera en esa segunda faceta del Ministerio, el Reto Demográfico.
Por más que he buscado en la hemeroteca y he dado vueltas y más vueltas, no he encontrado ni una sola iniciativa de envergadura, más allá de crear una secretaria de Estado que se ocupase de este asunto. Vamos, que me he encontrado con el vacío más absoluto, mientras este grave problema va a más.
Insisto: el balance de estos seis años y cuatro meses de Teresa Ribera no puede estar más vacío, ya que las zonas más despobladas han seguido perdiendo habitantes. Y se podían haber puesto en marcha algunas medidas, para las que solo hace falta voluntad política en el Gobierno Central. Por ejemplo, una discriminación positiva en el tratamiento fiscal para los habitantes del medio rural en las zonas más despobladas, con el fin de evitar que siga el éxodo, primero, y que se asienten en ellas personas a vivir procedentes de otras áreas más pobladas, después.
Y así podría seguir enumerando otra serie de medidas, como más inversión en telecomunicaciones para frenar las brecha digital, cada día más grande entre las zonas superpobladas y las más despobladas. Ya va siendo hora de que este problema se tome en serio y se pase de las palabras a los hechos. Aunque Teresa Ribera no se haya querido enterar, España sigue oliendo a pueblo. A ver si su sucesor o sucesora lo entiende.