Rusia no tiene intención, de momento, de abrir sus fronteras a las importaciones de productos agroalimentarios de la Unión Europea y de otros países.
Lo ha dicho su viceprimer ministro durante un foro económico celebrado en Siberia.
Hay que recordar que el embargo comenzó en agosto del año pasado y que, en principio, se decidió para un período de un año.
Este cierre de fronteras está afectando a los productores europeos que exportaban a Rusia pero también a los propios consumidores rusos, ya que en este país se está registrando una subida acusada de los precios de ciertas mercancías.
Por ejemplo, el precio de las frutas y hortalizas subió un 22% en enero respecto a diciembre y el azúcar casi un 20%.