Es verdad que ahora tenemos tomates durante todo el año y muy bien presentados. Es también cierto que disponemos de fresón y de melocotones durante la mayor parte de los meses del año y, asimismo, muy bien presentados. Pero también es verdad que una buena parte de esos productos que llegan al mercado son insípidos y el sabor que esperan los compradores brilla por su ausencia, lo que ha provocado las críticas de los consumidores, cuando no que dejen de adquirirlos. Son tan sólo tres ejemplos concretos de lo que está sucediendo con una parte de nuestras frutas y hortalizas. Todo lo anterior se debe a la confluencia de una serie de factores, que han orientado las investigaciones de las variedades aparecidas en el mercado a la presencia, para que sean bonitas y entren por la vista a los consumidores, y también a la duración, para que aguanten transportes cada vez más largos y duren más tiempo en las estanterías de los almacenes y supermercados. Sin embargo, las investigaciones sobre el sabor han quedado en segundo plano.
En algunas producciones las investigaciones se han orientado a lograr nuevas variedades en las que prime el sabor, para recuperar la confianza de los consumidores
Es verdad que el sector español de las frutas y hortalizas ha conocido una auténtica revolución en el último cuarto de siglo. Las ventas al exterior se han disparado y nos hemos convertido en una potencia mundial. Pero no es menos cierto que el sector tiene pendiente otra revolución, la del sabor. Los consumidores quieren frutas y hortalizas que sepan. Y lo dicen cada día que pasa con más fuerza, bien quejándose o bien dejando de comprar aquellos productos que no responden a sus expectativas en lo que respecta al sabor. Ya han saltado las alarmas y parece que en algunas producciones las investigaciones se han orientado en el ultimo quinquenio a lograr nuevas variedades en las que prime el sabor, para recuperar así la confianza de los consumidores.
No será fácil lograr este objetivo, porque una vez que se pierde, resulta muy difícil recobrarlo, pero hay que intentarlo. Sólo así y no vendiendo frutas y hortalizas que se han recolectado tan verdes que luego no llegan a madurar, se pondrá conjurar el gran problema del sabor.
Artículo de opinión publicado en el diario `La Razón´ el 22 de octubre de 2018. El Galgo Apeles: César Lumbreras