Estos últimos días he comido unos melocotones procedentes de un árbol que ya existía cuando yo nací y que da fruto el año que quiere y puede, sin que nadie preste la más mínima atención. Si alguien tuviera que comprar ese melocotón por la “pinta” o el aspecto exterior, se negaría en rotundo. Pero, cuando se vence el primer impulso de rechazo, se huele el fruto y después se paladea su escasa carne, la cosa cambia completamente. En resumen, que desprende un olor y aroma a melocotón y que tiene sabor a melocotón.
Aunque su presentación sea más que mejorable. Es justo lo contrario que la mayor parte de los melocotones que consumimos en estos tiempos, que tienen una gran presentación y poco, por no decir nulo, olor y menos sabor. Y esto mismo vale para el tomate, el pepino, la lechuga, la escarola, o las peras, manzanas, fresón y nectarinas, entre las frutas, por no hacer la relación exhaustiva. De momento, se salvan las granadas, aunque ya comienza a haber variedades nuevas, que tampoco saben a lo que tienen que saber, osea, a granada.
En los últimos años el sector de las frutas y hortalizas se ha concentrado, a la hora de poner a punto nuevas variedades, en ofrecernos mercancías que nos entren por la vista, aunque luego no sepan; también han prestado mucha atención a la duración del producto en cuestión, para que aguante largos trayectos y muchos días, aunque luego no sepa. Y, claro, el consumidor lleva ya un tiempo pagando un dineral por muchas de esas frutas y hortalizas, que luego no saben a lo que él espera. Y comenzaron las críticas a la falta de sabor.
Ahora parece que desde el sector se han dado cuenta de que tienen un problema y de que, aquí, cada vez se consume menos fruta, sobre todo. El siguiente paso ha sido ponerse a trabajar en recuperar el sabor, pero todavía falta mucho por hacer. En paralelo, el consumidor debe hacerse a la idea de que lo mejor es comer las frutas y hortalizas cuando están en plena temporada, o en estación, pero, para eso, también hay que saber cuándo es el mejor momento de los tomates en su zona, o de los melocotones, por poner dos ejemplos. Dice la RAE que sabor es “la sensación que ciertos cuerpos producen en el órgano del gusto”. Y lo peor que se puede decir de una fruta y hortaliza es que “no sabe a nada”. Desgraciadamente, los consumidores lo decimos muchas veces.
