Tomando como referencia el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) del año 2019 de 900 €/mes en 14 pagas que tiene como resultado con las pagas extras prorrateadas en 2019 de 1050 €/mes.
Ahora en 2020 con el nuevo SMI de 950€/mes en 14 pagas que prorrateado suponen 1.109€/mes.
Con la suma de costes sociales pasamos a pagar un incremento entre 2019 y 2020 de 74,34 €/mes por trabajador lo que supone al año 892,08 € de más que hay que pagar al año por trabajador.
2018 | 2019 | 2020 | Incremento 2018-20120 | |
Salario Mensual | 778 | 1050 | 1109 | 42,54% |
Coste salario Mensual | 189,83 | 261,51 | 276,85 | 45,84% |
Coste Laboral Mensual
(incluidos costes sociales) |
967,83 | 1311,51 | 1385,85 | 43,19% |
En Portugal SMI pasará de 600 a 635 € así es difícil competir con países de nuestro entorno en relación precios y costes salariales.
El incremento del SMI es inasumible por pequeñas y medianas empresas del sector agrario, intensivas en mano de obra. Dado que no se puede repercutir sobre los precios de los productos (por la dura competencia existente con productos de terceros países….) se pone en riesgo no ya su rentabilidad, sino incluso su propia supervivencia. Todo esto unido a los problemas que ya tiene el campo como son los aranceles de EE.UU, el veto ruso y el Brexit.
Es inasumible por sí mismo y más aún si se tiene en cuenta lo que implica en términos de costes laborales totales. Y es que a este nuevo incremento del SMI (que se acumula al del 22,8% del año pasado) hay que sumarle el importante crecimiento encadenado de las cotizaciones a la Seguridad Social (cuota empresarial) de dos años consecutivos. Esa subida de costes totales en los dos años se cifra en un 43,19% en los niveles retributivos más bajos. Y una subida así no puede repercutirse fácilmente en los precios.
Se destruirá empleo, se reducirán las contrataciones y no puede descartarse tampoco que en algunas empresas se abandonen aquellos cultivos que sean más intensivos en mano de obra, incluidos los que son más estratégicos para nuestro país. A modo de ejemplo y nos comentaba un agricultor de Andalucía con 300 Has. de melocotón y con 18.000 jornales de trabajo, para él es más rentable poner otro tipo de cultivo como son los almendros y reduce los jornales a 80, una auténtica barbaridad, pero es una realidad.
Genera un efecto perverso adicional menos visible: elimina o acorta las diferencias salariales en los niveles profesionales más bajos, por lo que pueden generarse distorsiones en la dinámica de la negociación colectiva (o se paraliza o se acaba forzando un crecimiento en cascada de los salarios mínimos de convenio establecidos para esos niveles profesionales más bajos, para mantener las diferencias entre niveles profesionales distintos). Y en muchas empresas el impacto será fuerte porque buena parte de la mano de obra es mano de obra no cualificada. Con una subida así, máxime si es en cascada, poco espacio queda ya para la negociación colectiva, por lo que se paralizará.
Por mucho que sea tradicional que los RRDD por los que se fija el SMI vinculen los salarios mínimos a la jornada legal en la actividad, debería reconsiderarse esto, máxime para una subida tan importante como la que se acumula en los últimos ejercicios.
No se puede hacer descansar toda la compensación de la pérdida de rentabilidad de las explotaciones a incremento de costes en las ayudas de la PAC.
Con esta subida hay que amortiguarla vía bonificaciones en las cuotas de Seguridad Social o de incentivos fiscales ligados al empleo agrario. Hay que hacer un repaso a la contratación a tiempo parcial en el sector y que se cotice por el número de horas trabajadas y no por la jornada completa que es lo que se hace en la actualidad.