Aunque no lo parezca, el Senado existe. Y, en el seno del Senado, existe una llamada Comisión General de Comunidades Autónomas, que tiene como uno de sus objetivos principales debatir sobre las ayudas que llegan de la Unión Europea (UE) y su reparto entre las Comunidades Autónomas. Por ello, sería bueno que el PP y los otros grupos políticos, del PSOE no cabe esperar apoyo porque Luis Planas lo impediría, pidiesen la convocatoria de esa Comisión para que acudan el ministro de Agricultura, que tiene obligación de hacerlo, y los consejeros de las Comunidades Autónomas, aunque estos últimos no están obligados a ello, a informar sobre el estado actual de las negociaciones para elaborar el Plan Estratégico nacional de la PAC. Sería una buena manera de terminar con el embrollo actual, en medio del que acaba el curso de política agraria.
Y termina sin que sepamos a ciencia cierta lo que se pactó, o no se pactó, en el acuerdo, o no acuerdo, sobre el Plan Estratégico nacional de la PAC durante la Conferencia Sectorial de Agricultura y Desarrollo Rural, que se celebró el pasado 14 de julio. Increíble, pero cierto. Y más increíble todavía es que, a fecha de hoy, y habiéndose celebrado la semana pasada otra reunión de la citada Conferencia Sectorial, Planas no haya presentado el acta de la anterior, para saber a ciencia cierta lo que sucedió ese día, a la vista de que una mayoría de consejeros y el ministro sostienen posiciones encontradas. Y, más increíble todavía, es que solo un consejero, el de Murcia, haya pedido ese documento, el acta de la reunión en cuestión, que Planas, insisto, se niega a dar. ¿Qué quiere ocultar?
Termina el curso con esa gran incógnita y pendientes también de lo que suceda con la negociación de los ecoesquemas, ese instrumento nuevo a través del que llegará a los agricultores y ganaderos beneficiarios de las ayudas de la PAC 1 de cada 4 euros destinadas a las mismas. El equipo de Fernando Miranda, el secretario general de Agricultura, ha remitido a las Comunidades su última propuesta, pidiendo, eso sí, que la guarden, no bajo siete, sino bajo nueve llaves. Porque nueve son los ecoesquemas que plantean, divididos en dos grandes grupos, uno que denominan principal, al que se destinaría el 90 por ciento del dinero distribuido en siete ecoesquemas, y otro complementario, con dos. En este último bloque están la gestión sostenible de los insumos y el pastoreo racional. En el primero, el mollar, se encuentran los siguientes: el pastoreo extensivo; la agricultura de conservación y siembra directa; las cubiertas vegetales vivas; las cubiertas vegetales muertas; la siega sostenible; la rotación de cultivos con especies mejorantes y las áreas no productivas en tierras de cultivos.
Este asunto, el de los ecoesquemas, será uno de los grandes temas de septiembre. Pero, el acuerdo que cierren el ministro y los consejeros, deberá recibir, antes de ser enviado a Bruselas, el visto bueno de Teresa Ribera y su equipo, algo fundamental que se olvida con frecuencia. Y Teresa Ribera no es precisamente una buena amiga de “lo agrario”.