Las cifras cantan: la producción de melocotón y nectarina ha aumentado en España durante los últimos diez años el 28 por ciento. En Murcia el incremento ha sido del 54 por ciento; en Aragón, del 45 por ciento y en Cataluña del 22 por ciento. Vamos, que se ha disparado. Mientras tanto, el consumo interno de estas frutas ha caído en picado durante el mismo periodo y se ha hundido el 22 por ciento, frente a un aumento del conjunto de las frutas del 4 por ciento.
Estos son algunos de los datos que ha puesto encima de la mesa el Ministerio de Agricultura durante las reuniones que ha mantenido en los últimos días con representantes del sector de la fruta dulce. Conclusión: sobran melocotones y nectarinas, salvo que las exportaciones tiren mucho, algo que también plantea problemas, porque no es fácil buscar mercados exteriores para tanta fruta.
Luego está la otra parte del problema, que no es exclusivo de los melocotones y nectarinas, sino que afecta a casi todas las frutas y también a las hortalizas: la pérdida de sabor. Lo vienen advirtiendo los consumidores cuando acuden a las fruterías y lo destacan los fruteros: “este tomate no sabe a nada; este fresón tampoco; con los pepinos sucede otro tanto” y así sucesivamente. Y es que los fabricantes de semillas o nuevas variedades, como Syngenta, entre otros, han dado prioridad en los últimos años a la presencia y “buena pinta” de los tomates o del resto de los productos y a que duren mucho para que aguanten el transporte a largas distancias mejor, en detrimento del sabor. Y se ha llegado a la situación actual de hartazgo de los consumidores.
Otro tanto se puede decir de las ensaladas preparadas: ni la lechuga sabe a lechuga, ni la escarola a escarola, ni el berro a berro por mucho que los de Florette se empeñen. ¿Hasta cuándo tendremos que soportar frutas y hortalizas sin sabor?
