La UE es especialmente dependiente de la soja y los abonos

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"Tratando la soja para la hierba". Imagen de archivo de José Serrano desde Gévora, Badajoz.

Aunque la agricultura europea es, en general, poco dependiente de las importaciones de insumos, hay dos sectores que se encuentran en riesgo: la ganadería avícola y porcina debido a la soja y los cereales a causa de los abonos. Un reciente estudio del Parlamento Europeo aborda esta cuestión y los ministros de Agricultura de los 27 también la tratarán en su sesión informal del mes de abril.

La pandemia de Covid y posteriormente la invasión de Ucrania por parte de Rusa han vuelto a poner en el centro de atención la cuestión de la soberanía alimentaria de la UE. Los ministros de Agricultura de los 27 debatirán el tema en su reunión informal del 7 al 9 de abril, que tendrá lugar en la región belga de Limburgo; en ella la Comisión Europea tiene previsto presentar un informe (en forma de plan o estrategia) sobre la producción de proteaginosas.

Acaba de publicarse un estudio encargado por la Comisión de Agricultura del Parlamento Europeo que confirma la dependencia de la UE de determinados insumos importados, entre ellos las proteínas vegetales (principalmente la soja) y los fertilizantes.

En conjunto, la agricultura de la UE no depende mucho de las importaciones: el índice de dependencia de insumos del sector es del 7,7%. Sin embargo, el nivel de dependencia es elevado en ciertas producciones ganaderas, en particular en la avícola y la porcina (que dependen de las habas y la harina de soja), así como en los cereales (que dependen de las materias primas importadas, principalmente la potasa, y de las fuentes de energía necesarias para producir fertilizantes).

Además, esta dependencia se concentra en un número reducido de proveedores. En el caso de los fertilizantes, el 23% del fosfato y el 34% de la potasa utilizados en la UE proceden de Rusia. En cuanto a la soja, la UE importa el 46% de Brasil y el 39% de Argentina.

Reducir el consumo de carne

El estudio sugiere varias formas de reducir esta dependencia, empezando por la apertura del comercio (acuerdos de libre comercio, reducción de las barreras comerciales, etc.) con el fin de multiplicar las fuentes de suministro. Los autores destacan también la necesidad de mejorar la productividad de los cultivos sin recurrir a técnicas que requieran muchos insumos.

Recuerdan que la estrategia «de la granja a la mesa» busca contribuir a la autosuficiencia de la UE en insumos de aquí a 2030 mediante el objetivo de reducir en un 50% las pérdidas de nutrientes (lo que debería traducirse en una reducción del 20% del uso de fertilizantes), el objetivo de destinar el 25% de las tierras agrícolas a la producción ecológica, el desarrollo de fuentes alternativas de proteínas para la alimentación animal y el recurso a cadenas de suministro más cortas.

El informe hace una última sugerencia: «cambiar los patrones de consumo podría reducir la dependencia del sector alimentario de la UE de los insumos, en particular mediante una disminución de los productos animales en la dieta de los ciudadanos para recortar las importaciones de alimentos para el ganado de terceros países».

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