La mitigación del cambio climático y el aumento de la productividad agrícola es una ecuación difícil de conciliar. Sin embargo, el informe del Banco Internacional para la Reconstrucción y el Desarrollo (BIRB) titulado “Revisión del apoyo público a la agricultura para mitigar el cambio climático” publicado recientemente, estima que reorientando una parte de las subvenciones agrícolas, es posible responder a este desafío eficazmente, en particular, mediante un uso inteligente de los recursos naturales. También a través de la restauración y la conservación de las tierras cultivables, así como por la puesta en marcha de prácticas agrícolas y de innovación en materia de gestión.
“Aumentar la productividad de la agricultura mejorando la eficacia del uso de los recursos naturales constituye la estrategia más importantes para mitigar las emisiones agrícolas”, explica el informe del Banco Internacional para la Reconstrucción y el Desarrollo (BIRB).
Con este fin, continúa el informe, habrá que aumentar la producción tanto por hectárea de tierra cultivada o de pasto, como por kilogramo de abono y otros insumos químicos, por animal, por kilogramo de alimentos para animales o incluso por litro de diesel o kilovatio-hora de electricidad. Por ejemplo, la mejora de la calidad de los alimentos para animales puede reducir las emisiones por kilogramo de leche o de carne, ya que los animales que consumen forrajes más nutritivos engordan más rápido o producen más leche sin aumentar las emisiones de dióxido de carbono de manera comparable.
La calidad de los alimentos puede mejorarse mediante mejores prácticas de pastoreo, por el uso de hierbas más nutritivas y por empleo de forrajes mejor cortados y mejor transportados y algunos complementos alimentarios. La mejora de la asistencia sanitaria y de la ganadería también juega un papel importante.
Restauración y conservación de las tierras
En materia de energía, el paso del consumo de combustibles fósiles a la energía solar y eólica renovable permitirá también a las explotaciones agrícolas reducir sus emisiones. Al igual que el funcionamiento más eficaz de los tractores, de las bombas y de las instalaciones de secado permitiría actuar del mismo modo.
La restauración de las tierras cultivables poco productivas en su estado natural, cuando no resulte posible mejorarlas para la agricultura, puede a la vez, explica el informe, mitigar el cambio climático y reorientar los recursos agrícolas hacia usos más productivos. Por ejemplo, esto puede incluir los pastos en tierras muy inclinadas, anteriores a las zonas boscosas.
Prácticas de gestión agrícola e innovaciones
La adopción de prácticas de gestión agrícola conocidas puede también contribuir a mitigar las emisiones de dióxido de carbono. Por ejemplo, la separación de los sólidos del estiércol de los líquidos y la captación y la combustión del metano generado por las fosas de estiércol pueden reducir las emisiones de los efluentes del ganado.
La siembra seca y el abatimiento temporal de los arrozales paddy pueden reducir las emisiones de metano del arroz. Las ayudas públicas a la agricultura también pueden dirigirse a la mejora de la gestión agrícola. Así, las subvenciones incentivadoras permiten en algunos casos adquirir la experiencia y los conocimientos en la puesta en la marcha de medidas de gestión con baja intensidad de carbono.