La superficie dedicada a cultivos transgénicos a nivel mundial creció un 1,9% en 2018 respecto al año anterior, hasta sumar 191,7 millones de hectáreas, según un informe del Servicio Internacional de Adquisición de Aplicaciones de Agrobiotecnología (Isaaa, por sus siglas en inglés).
El estudio, difundido por la Fundación Antama -especializada en tecnologías aplicadas a la agricultura y la alimentación-, apunta a que ya hay cultivos de este tipo en 26 países, cinco “desarrollados” y el resto en vías de desarrollo.
En concreto, el estudio indica que desde 1996, la superficie de cultivos biotecnológicos se ha incrementado 113 veces, con un área acumulada de 2.500 millones de hectáreas, lo que demuestra que la biotecnología es la tecnología agraria de más rápida adopción del mundo.
En países pioneros en la siembra de estos cultivos (Estados Unidos, Brasil, Argentina, Canadá o India) las tasas de adopción de los principales cultivos están en niveles cercanos al 100%, lo que indica que los agricultores prefieren esta tecnología en lugar de las variedades convencionales, según indican los autores del informe.
España, con 100.000 hectáreas de maíz transgénico plantadas, ocupa el décimo séptimo puesto a nivel mundial
Estados Unidos se sitúa a la cabeza con 75 millones de hectáreas, seguido de Brasil, con 51,3 millones; Argentina, con 23,9 millones; Canadá, con 12,7 millones; e India, con 11,6 millones.
España, con 100.000 hectáreas de maíz transgénico plantadas, ocupa el décimo séptimo puesto a nivel mundial; Portugal, con una cifra inferior a la española, es el otro país comunitario con cultivos transgénicos.
Por último, informe destaca que la soja biotecnológica cubrió el 50 % del área total de transgénicos tras crecer su extensión un 2 % el año pasado en relación a 2017.
Nuevas autorizaciones
Hay que recordar que el pasado 26 de julio, la Comisión Europea aprobó en relación con los organismos modificados genéticamente (OMGs) siete nuevas autorizaciones para uso alimentario de algodón, maíz y soja transgénicos; dos renovaciones de autorización para alimentos y piensos de colza y maíz modificado, y la aprobación de un clavel para uso ornamental.
Tres días más tarde, el 29 de julio, la Comisión aprobó la importación de una variedad de maíz modificada para ayudar al agricultor a controlar el gusano de la raíz del maíz (CRW), según han recordado desde la Fundación Antama.
