La superficie de cultivos transgénicos (OMG, organismos modificados genéticamente) aumentó en 2017 y alcanzó un nuevo récord de 189,8 millones de hectáreas, un 3% más que el año anterior (185,1 millones), según los datos del ISAAA (Servicio Internacional de Adquisición de Aplicación de Agrobiotecnología).
Desde que se adoptó comercialmente esta tecnología en 1996, el crecimiento ha sido constante y solo en 2015 se registró una ligera caída en la superficie dedicada a estos cultivos a nivel mundial.
De acuerdo a los datos del ISAAA correspondientes al año pasado, 67 países usaron cultivos biotecnológicos. En 24 de ellos se cultivaron (19 en desarrollo y 5 industrializados) y los 43 restantes no los sembraron pero regularon formalmente la importación y el uso de cultivos modificados genéticamente con destino a alimentación, piensos para animales y transformación.
En cuanto a los países con más superficie de cultivos biotecnológicos, Estados Unidos encabeza la lista, con 75 millones de hectáreas; le siguen Brasil, con 50,2 millones; y Argentina, con 23,6 millones de hectáreas.
Por cultivos, las variedades de soja transgénicas representaron el año pasado la mitad de la superficie de OMG a nivel mundial, con 94,1 millones de hectáreas. Le siguen el maíz, con 59,7 millones, y el algodón, con 24,1 millones. Considerando la superficie que representan las variedades transgénicas en la superficie total de un cultivo, en el caso del algodón es el 80%, en soja el 77%, en maíz el 32% y en colza el 30%.
Respecto a las variedades con más de un evento (por ejemplo, las que son resistentes a los insectos y tolerantes a los herbicidas al mismo tiempo), continúan en aumento, y en 2017 alcanzaron los 77,7 millones de hectáreas.
No obstante, la tolerancia a los herbicidas sigue siendo el evento más utilizado por los agricultores, con 88,7 millones de hectáreas el año pasado. Los cultivos transgénicos resistentes a los insectos sumaron un total de 23,3 millones de hectáreas.
La superficie dedicada a estos cultivos crece de forma constante debido a los beneficios que aporta a los agricultores
Además de los datos relativos a 2017, el ISAAA ha publicado también un estudio sobre el impacto global socioeconómico y medioambiental de los transgénicos en el período 1996-2016 en el que subraya que la superficie dedicada a estos cultivos crece de forma constante debido a los beneficios que aporta a los agricultores. Según sus estimaciones, en esos años proporcionaron unas ganancias de 186.100 millones de dólares a unos 17 millones de productores en todo el mundo.
También recoge su contribución a la seguridad alimentaria. Según sus autores, “la adopción de los cultivos modificados mediante biotecnología en los países en desarrollo ha contribuido a obtener rendimientos más elevados, productos más seguros y mayores ingresos, lo que ayuda a disminuir la pobreza, el hambre y la desnutrición en algunas de las zonas del planeta más proclives a sufrir ese tipo de problemas”.