La ola de calor y el riesgo de incendios están llevando a algunas Comunidades Autónomas a restringir ciertas tareas agrícolas. En algunos casos se trata de recomendaciones a los agricultores pero en otros se ha prohibido la realización de trabajos concretos.
En Cataluña, el Gobierno regional decidió el 28 de junio prohibir durante 48 horas la utilización, en toda la Comunidad Autónoma, de cualquier máquina recolectora o empaquetadora de paja de cereal, así como restricciones de algunos trabajos agrícolas en buena parte de Tarragona y Lérida.
En la Comunidad de Madrid, la Unión de Pequeños Agricultores (UPA) ha denunciado la decisión del Gobierno de la región de prohibir labores como el cosechado, empacado o arado durante el fin de semana del 29 y 30 de junio.
En Castilla-La Mancha, la Consejería de Agricultura ha hecho una serie de recomendaciones, entre ellas suspender la recolección mecánica de cereal hasta que se supere este episodio de ola de calor. En caso de que no se puedan interrumpir las tareas, apunta ciertas medidas de precaución (no cosechar en las zonas centrales del día o mantener los peines de la cosechadora lo más alto posible).
Por último, en Castilla y León, la Consejería de Medio Ambiente tiene establecida, como norma, que en época de peligro alto de incendios no pueden utilizarse cosechadoras cuando la temperatura supera los 30 grados y la velocidad del viento los 30 kilómetros por hora. Además, el Gobierno regional exige un tractor de apoyo que vigile desde fuera las labores de cosechado y que tenga medios para extinguir cualquier conato.
Una mala gestión del estiércol, posible causa del incendio de Tarragona
Una mala gestión del estiércol en una granja de pollos en Torre de l’Espanyol pudo ser el origen del incendio que arrasa la comarca de Ribera d’Ebre en Tarragona desde el pasado 26 de junio. Es la hipótesis que manejan los Agentes Rurales.
Todo apunta a que se apiló la gallinaza en una zona que no correspondía y entró en combustión por el viento y el calor. Hasta el día 28 habían ardido alrededor de 6.000 hectáreas. Según los datos de la Conselleria de Agricultura, se ha visto afectada una explotación ganadera, donde han muerto alrededor de 300 animales.