La temporada extrema de incendios forestales que se ha producido en 2022 en los países del suroeste de Europa podría ser la «nueva normalidad» en los próximos años como consecuencia de los efectos del cambio climático, según asegura una investigación de geógrafos de las universidades de Zaragoza y Lérida.
El trabajo, liderado por el investigador del grupo Geoforest-IUCA, Marcos Rodrigues, ofrece un análisis de la temporada de incendios registrada este verano en España, Portugal y el sur de Francia en comparación con las dos primeras décadas de este siglo.
Según este experto geógrafo, «la superficie quemada en este verano anómalo del 2022 triplica la media registrada en lo que va del siglo XXI y se ha convertido en el segundo peor verano en cuanto a hectáreas quemadas desde el año 1994».
Por su parte, el investigador de la Universidad de Lérida Víctor Resco de Dios, ha explicado que la publicación atribuye a la sequía propiciada por el calentamiento global el récord de superficie quemada en algunas regiones, puesto que «transforma nuestros bosques en polvorines altamente inflamables, debido a las grandes acumulaciones de biomasa».
Este experto ha co-liderado junto a Rodrigues el trabajo, en el que también han colaborado investigadores de la UNED, la Universidade de Trás-hueso-Montes e Alto Douro (Portugal), la Unité de Recherche des Forets Méditerranéennes (Francia), la asociación Amigos del Monfragüe (Cáceres) y el Centro Integrado de FP de Almázcara (León).
La temporada de incendios en España, Portugal y el sur de Francia se ha adelantado este año
Los análisis señalan que la temporada de incendios en España, Portugal y el sur de Francia en el 2022 se ha adelantado respecto a otros años, con grandes incendios superiores a las 500 hectáreas entre los meses de junio y julio u coincidiendo con la irrupción encadenada de varias olas de calor.
Además, destacan que estos incendios no eran habituales hasta agosto, y resaltan que a consecuencia de estos factores nuevos la superficie quemada, 469.464 hectáreas hasta el 28 de septiembre, casi multiplica por tres la media de 2001-2021.
Los expertos asocian esta temporada de incendios «anómala» con un inicio precoz de la misma a causa del calor y una extensión extraordinaria, pero también a los valores récord registrados de aridez del combustible, por debajo de los mínimos históricos durante casi el 50% de estos meses en algunas regiones.
También se atribuye esta situación a las condiciones piro-meteorológicas o de peligro como la humedad atmosférica o el viento, así como a la demanda de agua atmosférica o déficit de presión de vapor.
La investigación afirma que los acontecimientos meteorológicos extremos de este verano se encuentran dentro de la tendencia esperada, según las proyecciones de calentamiento climático, y que incluso pueden amplificarse en las próximas décadas hasta convertirse en el promedio habitual en 2035.
Se han producido incendios forestales por encima de los registros históricos en zonas como el noroeste de España, las zonas interiores y también en Las Landas francesas
«A medida que el cambio climático se intensifica, podemos esperar que estas temporadas de incendios se conviertan en la nueva normalidad en grandes partes del continente, provocando grandes impactos negativos a las economías rurales», coinciden los geógrafos Rodrigues y Resco.
Advierten ambos de que se han producido incendios forestales por encima de los registros históricos en zonas como el noroeste de España, las zonas interiores y también en Las Landas francesas.
Un «aspecto interesante», según estos investigadores, es que los espacios protegidos han salido perjudicados, seguramente debido a la ausencia de una gestión preventiva considerada inicialmente como negativa para la biodiversidad.