El 2,9% de la superficie agraria útil (SAU) de la Unión Europea podrían ser tierras abandonadas en el año 2030, es decir, unos 5 millones de hectáreas, según un informe del Parlamento Europeo, que analiza este fenómeno y lanza algunas recomendaciones para mitigarlo, como mejorar las condiciones de explotación o ayudar a las comunidades rurales.
El estudio, realizado por el servicio de investigación del Parlamento por encargo de la Comisión de Agricultura, estima que en torno al 30% de la SAU de la UE-27 (es decir, unos 56 millones de hectáreas) corren un riesgo como mínimo moderado de abandono. En España, el riesgo de abandono es bajo o muy bajo en el 60% de la superficie agraria; moderado en algo más de un 30% y alto o muy alto en algo menos del 10%.
Los países con mayor riesgo de abandono (aquellos en los que cerca del 30% de las zonas están en riesgo alto o muy alto) son Austria, Chipre, Estonia, Finlandia, Grecia, Letonia y Rumanía. En el caso de Francia, las zonas con riesgo muy bajo de abandono representan el 70% del total y las de riesgo alto rondan el 3%. En Alemania, algo más del 40% registra un riesgo muy bajo de abandono, algo más del 35% un riesgo bajo, cerca del 20% un riesgo moderado y un porcentaje mínimo un riesgo alto.
Las zonas marginales, las montañas, las islas, las zonas costeras y las regiones poco pobladas son las más afectadas por este fenómeno, según el informe, que precisa que el abandono de tierras se ve impulsado por un complejo conjunto de elementos que abarcan factores biofísicos, agrícolas, estructurales, de mercado, regionales, institucionales y estratégicos, aunque, subraya, “los problemas de gestión y la adaptación estructural son las principales fuerzas impulsoras que afectan a este proceso”.
La investigación revela, por otro lado, que los efectos nocivos del abandono de tierras podrían amenazar el futuro de los hábitats seminaturales pero, al mismo tiempo, bajo ciertas condiciones , puede tener resultados beneficiosos, por ejemplo en la preservación de la biodiversidad y los hábitats.
El impacto de la PAC
Los mecanismos del primer pilar de la PAC pueden mitigar el abandono de tierras mediante el apoyo a la renta y a la competitividad agrícolas. Sin embargo, apunta el informe, una orientación inadecuada de las ayudas, el hecho de que las explotaciones agrícolas grandes reciban una mayor proporción de ayuda financiera que las pequeñas y medianas y la falta de ambición ambiental podrían dar lugar a un mayor nivel de abandono de tierras.
Considera que las medidas del segundo pilar (desarrollo rural) son más beneficiosas en este ámbito al estar más orientadas a afrontar los problemas territoriales, satisfacer las necesidades de las zonas rurales marginales y remotas e integrar la agricultura y la silvicultura en la economía rural mediante el apoyo a la diversificación, la innovación y las actividades de valor añadido.
Recomendaciones
El informe constata que las actuales tendencias de abandono de las tierras se verán agudizadas por tres importantes factores externos que repercutirán de manera considerable en el cambio de uso de la tierra: el cambio climático, la globalización de los mercados y una importante crisis sanitaria (como la pandemia de Covid-19).
Para paliar el impacto de estos factores e influir en los demás elementos que impulsan el abandono, el informe hace una serie de recomendaciones, como la mejora de las condiciones de explotación (programas de educación y formación, una mayor seguridad financiera, un umbral más bajo para ayudar a las pequeñas explotaciones agrarias, nuevas fuentes de inversión y un acceso más fácil a la tierra) y un apoyo a las zonas con limitaciones naturales más adaptado.
También plantea actuaciones relacionadas con la silvicultura y el medio ambiente (que deben ajustarse a las diferentes vulnerabilidades de las distintas regiones) y servicios rurales de interés general e inversiones en infraestructura rural, que deben desarrollarse aprovechando las sinergias entre los diferentes Fondos Estructurales y de Inversión Europeos y entre las políticas de uso de la tierra y de desarrollo regional.