El regadío, en el punto de mira del Tribunal de Cuentas Europeo

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En un informe sobre la adaptación de la UE a los fenómenos climáticos extremos, cada vez más frecuentes, el Tribunal de Cuentas Europeo pone de manifiesto algunas incoherencias de la estrategia europea, sobre todo en materia agrícola. Los auditores de la UE critican especialmente las inversiones en regadío.

“Dada la prolongación y la frecuencia creciente de los períodos de sequía que amenazan a la UE, así como la presión que ejerce sobre las masas de agua, el regadío no es una respuesta sostenible a las necesidades de adaptación de la agricultura”, según señala el Tribunal de Cuentas Europeo en un informe sobre la adaptación al cambio climático en la UE publicado hace unos días. El Tribunal considera, en general, que las acciones no están a la altura de los objetivos fijados y que, con frecuencia, se opta por soluciones a corto plazo en lugar de por otras a largo plazo.

Fomentar un uso racional del agua financiando la modernización de equipos, por ejemplo, no se traduce necesariamente en una disminución global del consumo, ya que el aumento de la superficie regada y la prolongación de los períodos de sequía requieren recursos adicionales.

El informe pone el ejemplo de un proyecto de producción de kiwis en la región francesa de Nueva Aquitania, que se benefició de una ayuda de 110.064 euros del programa de desarrollo rural para la construcción de un embalse que se llena en invierno por bombeo con agua procedente de un río que ya está sometido a una importante presión de riego.

Incoherencias

El Tribunal pone de manifiesto también las incoherencias de algunas estrategias. “El plan de Nueva Aquitania buscaba reducir en un 30% el consumo de agua en la agricultura, pero solo en período de estiaje. No había nada previsto para incitar a reducir el consumo de agua el resto del año”. Otro ejemplo: el plan nacional de adaptación austriaco propone reducir el consumo de agua en la industria y la agricultura recurriendo a tecnologías más eficaces, pero prevé también duplicar la superficie regada de aquí al año 2050.

En opinión del Tribunal, se podría haber optado por otras soluciones, como recurrir a prácticas más favorables para los suelos y a sistemas de cultivo más resilientes frente a la escasez de agua y la sequía. Otra crítica a la política agraria es que los pagos directos de la PAC pueden conducir a mantener explotaciones que no son viables en las nuevas condiciones climáticas.

El informe constata también ejemplos de “mala adaptación” en el sector forestal que no han favorecido una reforestación diversificada. También en este caso se pone como ejemplo el de la región de Nueva Aquitania, donde más del 97% de los árboles utilizados para reforestar son pinos marítimos, muy resistentes a la escasez y al exceso de agua, pero sensibles a los incendios forestales y al viento, otros dos fenómenos cada vez más frecuentes debido al cambio climático.

En general, el Tribunal lamenta la falta de coherencia y de control de los fondos asignados por la UE en el ámbito de la adaptación climática.

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