A diferencia del resto de cereales, el trigo duro tiene una falta de atractivo que es perjudicial para la reconstitución de los stocks de este tipo de grano en el mundo, según se puso de manifiesto recientemente en el coloquio anual organizado en Francia por el instituto de investigación Arvalis.
Los participantes en el mismo apuntaron que no parece que este año se vayan a recuperar las existencias, tras los bajos niveles con los que se cerró la campaña anterior, debidos principalmente a un “efecto Covid” que supuso un exceso de consumo.
En Canadá, el primer productor mundial de trigo duro, se espera una disminución de la superficie que es consecuencia de la fuerte competencia de otras materias primas por las que se obtienen precios muy interesantes. Las cotizaciones de la colza, por ejemplo, están en su nivel más alto de los últimos trece años.
El mercado del trigo duro se muestra descolocado, con unos precios relativamente estables, cuando los demás cereales alcanzan cotizaciones elevadas.
En Francia alcanzó su máximo diferencial con el trigo blando en verano, cuando se situaba 100 euros/tonelada por encima; actualmente apenas le saca 50 euros de diferencia. Esta evolución tiene escaso impacto en la superficie en Europa, donde las decisiones de siembra se toman antes. Las últimas cifras del Ministerio de Agricultura francés dan testimonio de ello, con una estimación a 1 de diciembre de 237.000 hectáreas de trigo duro, un 8,8% más que en la campaña anterior.
En España la superficie 2021 se mantiene estable respecto al año pasado en 251.000 hectáreas, según el primer avance del Ministerio de Agricultura español.
La interprofesional francesa estudia como relanzar al sector
Frente a esa situación de deterioro del sector del trigo duro, la interprofesional cerealista francesa, Intercéreales, ha iniciado un estudio estratégico para mejorar su competitividad y recuperar la producción y la transformación. El estudio podría estar listo para finales de noviembre y su objetivo es completar la información ya existente sobre la producción de trigo duro en las regiones y preparar un plan de acción para redinamizar el sector.
La asociación que agrupa a los productores de trigo (AGPB) subraya la disminución de la superficie dedicada a este cultivo en el país, que se ha reducido a la mitad en diez años, y la difícil situación económica de los productores. Esta evolución pone de manifiesto el fracaso del plan de recuperación que se puso en marcha en 2015 desde la administración, que buscaba duplicar la producción de trigo duro de cara a 2020 o 2025.
