¿Qué tienen que ver Trump, el ministro Ábalos como representación del Gobierno de Sánchez, la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, y los productores y exportadores españoles de aceite de oliva y de aceituna de mesa? A priori, parece que no mucho, pero si se analiza con detenimiento lo sucedido durante las últimas semanas y lo que puede pasar en los próximos días, la cosa cambia.
De entrada, se espera una decisión de la Administración Trump sobre la subida de aranceles a una serie de productos agroalimentarios europeos, incluidos unos cuantos españoles, entre ellos el aceite de oliva y la aceituna de mesa. En el Gobierno español hay preocupación y temor por lo que pueda suceder. El ministro de Agricultura, Luis Planas, no las tiene todas consigo y así se lo hizo saber a los representantes de estos sectores en la reunión del pasado jueves. Estos últimos también están con la mosca detrás de la oreja.
Y en ese contexto aparece el sainete protagonizado por el ministro Ábalos y la vicepresidenta venezolana días atrás. En Estados Unidos toman nota de todo lo que afecta a sus intereses y en estos momentos, dentro de su política internacional, lo de Venezuela y Maduro es prioritario. En Washington, no ha gustado nada lo que sucedió en Barajas con Delcy Rodriguez, ni tampoco el tratamiento dado a Guaidó en su reciente viaje a Madrid. Y eso puede tener consecuencias en las relaciones comerciales entre España y EE UU, según reconocen fuentes empresariales de ambos países.
En caso de confirmarse los peores presagios, ojalá no sea así, nos encontraríamos otra vez con que el sector agrario, o una parte del mismo, paga la factura de lo sucedido en otros ámbitos. El nuevo Gobierno debería ser consciente de que sus actuaciones en política exterior tienen repercusiones, especialmente si Estados Unidos y Trump están por medio. Ya se vivió en su momento con Zapatero.