Pues no, el campo europeo en general y el español en particular no tiene motivos para dar la bienvenida a Trump. ¿Recuerdan el lío que se monta con sus explicaciones el alcalde de Villar del Río, interpretado por el inolvidable Pepe Isbert, en Bienvenido Mister Marshall ante la llegada de los americanos?
Pues contrariamente al alcalde, Trump se ha explicado claramente durante sus primeros días en la Casa Blanca. Ha dicho que los europeos no se portan bien con los Estados Unidos en lo relativo al comercio y que tocan aranceles; también ha exigido que los países miembros de la OTAN aumenten su gasto en defensa.
Además, consciente, o inconscientemente, nos ha metido en el saco de los BRICS, los países en desarrollo, como China y la India, que también hacen la competencia a los Estados Unidos y a los que podría aplicar aranceles. Finalmente, anunció que el que quiera vender en Estados Unidos, que se vaya a fabricar sus productos allí. Más claro, agua.
En caso de imponer aranceles a productos agroalimentarios de la UE la Administración Trump tiene dos posibilidades, a todos por igual, o discriminar entre países para provocar división entre los europeos
Desde el punto de vista español hay que destacar otros tres hechos importantes. El primero, que nuestra balanza comercial agroalimentaria con Estados Unidos es muy favorable: vendemos más de lo que compramos. Lo segundo es que el marido de Begoña no es precisamente del agrado de Trump. Y, lo tercero, tiene que ver con Italia. Lo explico con un ejemplo: en caso de imponer aranceles a productos agroalimentarios de la UE la Administración Trump tiene dos posibilidades, a todos por igual, o discriminar entre países para provocar división entre los europeos.
En este último supuesto, podría aplicar aranceles a las exportaciones de aceite de oliva español, pero no a las de Italia. Y es que, aunque no lo parezca, en las relaciones internacionales también juegan los factores personales y Trump ha decidido que la italiana Meloni es su aliada preferente en la UE, mientras que Sánchez está en el extremo opuesto.
Por todo lo anterior, desde el punto de vista del campo español, y a tenor de lo sucedido en estos días, no hay motivos para dar la bienvenida a su segundo mandato de Trump. ¡Ojalá me equivoque!
