Las negociaciones del acuerdo de libre comercio entre la UE y Mercosur, que se reanudaron a nivel técnico el pasado 21 de junio, continuarán a nivel político hoy, día 26, en una cena de trabajo en la que se hará balance del punto en que se encuentran las conversaciones.
Esta cita se produce en medio de una división entre los Estados miembros de la UE, con un bando a favor de que se aproveche esta ocasión de cerrar un acuerdo histórico, encabezada por España, y otro que advierte frente a concesiones demasiado generosas por parte de la Unión al bloque suramericano (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay).
La cena de esta noche permitirá a los responsables comunitarios -el vicepresidente de la Comisión Europea, Jyrki Katainen; la comisaria de Comercio, Cecilia Malmström, y el comisario de Agricultura, Phil Hogan– determinar los avances logrados hasta el momento. Las conversaciones podrían concluir antes de que comience la Cumbre del G20, el 28 de junio en Japón.
Cruce de cartas
En este contexto, hay división entre los Estados miembros de la UE respecto a la oportunidad de concluir las negociaciones en este momento y el precio a pagar.
El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, se ha encontrado en los últimos días con dos cartas sobre la mesa. Una de ellas, enviada el 20 de junio por iniciativa del presidente español, Pedro Sánchez, y firmada por los dirigentes de otros seis Estados miembros, considera que es el momento de cerrar las negociaciones ante la amenaza del proteccionismo y de otros factores geopolíticos que afectan a las exportaciones. Sus signatarios estiman que el acuerdo con ese bloque de países suramericanos convertiría a la UE en su primer socio comercial y permitiría a las empresas europeas acceder a un mercado de 260 millones de consumidores. En línea con España están Alemania, Portugal, Holanda, la República Checa, Letonia y Suecia.
La otra carta es la enviada tres días antes por Francia, Irlanda, Polonia y Bélgica, que advierten contra la posibilidad de otorgar concesiones demasiado generosas de la UE al bloque suramericano en sectores agrarios sensibles.
Distintas reglas de juego
En España, las organizaciones agrarias advierten también de este peligro. Temen el impacto de una mayor apertura del mercado europeo a los productos de esos países, en los que las reglas del juego son distintas, ya que se les permite utilizar sustancias prohibidas en la UE tanto en producción animal como vegetal, tales como hormonas de crecimiento o ciertos fitosanitarios. Los sectores más afectados por esa apertura serían los de vacuno de carne, porcino, remolacha y frutas y hortalizas.