En un informe dedicado al mercado de los fertilizantes en la UE, la Comisión Europea constata que el uso de estos productos en la agricultura sigue disminuyendo en la Unión, aunque a menor ritmo que en años anteriores, y subraya que la adopción de las técnicas de la agricultura de precisión ofrece potencial para seguir avanzando en un uso eficiente de estos productos.
El uso de fertilizantes disminuyó de forma acusada en las décadas de los 90 y los 2000 debido a las reformas de la PAC. Sin embargo, esa tendencia a la baja ha empezado a estancarse debido, en parte, a un ligero aumento en el consumo en los países del Este, que ha anulado los descensos en la UE-15.
Según Bruselas, los beneficios económicos derivados de un uso eficiente de los fertilizantes son evidentes. El precio de los abonos puede tener un impacto significativo en los costes de las explotaciones, ya que suponen una media del 10% del coste de los insumos. Además, el precio de los fertilizantes nitrogenados es muy dependiente del precio del gas natural, ya que éste representa entre el 60% y el 80% de su coste. Este hecho incrementa la exposición del sector agrario a los precios mundiales de la energía, muy volátiles.
Aunque el 90% de los fertilizantes que utilizan los agricultores europeos se producen en la UE, la Unión sigue siendo importadora neta de estos productos. La mayoría de las importaciones procede del norte de Africa, Rusia y Estados Unidos. Los abonos fosfatados llegan sobre todo de Marruecos y Rusia y los productos potásicos de Rusia y Bielorrusia.
Aspectos positivos y negativos
La Comisión subraya en su informe que el impacto medioambiental de los fertilizantes tiene aspectos positivos y negativos.
Si se usan adecuadamente, su utilización puede incrementar la producción de biomasa, que ayuda a capturar más dióxido de carbono al tiempo que mejora los rendimientos. Esta mejora reduce, además, la presión sobre el suelo al permitir producir más alimentos en una superficie más pequeña, lo que reduce emisiones.
Sin embargo, un uso excesivo de fertilizantes puede tener un impacto negativo. Pueden producirse fugas de nitrógeno en los cursos de agua y alterar el equilibrio de los ecosistemas circundantes.