Las ayudas a los productores de leche por el veto ruso no estaban bien orientadas, según los auditores europeos

El precio medio de la leche de vaca se situó en una media ponderada de 0,488 euros por litro el pasado mes de abril

El Tribunal de Cuentas Europeo considera que las ayudas concedidas al sector lácteo tras el veto ruso no estuvieron bien orientadas y no se evaluaron adecuadamente las necesidades reales de los productores.

El cierre de fronteras ruso a un buen número de productos comunitarios en agosto de 2014 (por las sanciones de la UE a Rusia debido al conflicto con Ucrania), así como por la ralentización de las exportaciones a China, generaron un desequilibrio entre oferta y demanda en el mercado lácteo comunitario que sumió a este sector en una fuerte crisis entre los años 2014 y 2016. Para apoyar a los productores se activaron medidas de intervención del mercado y se pusieron en marcha actuaciones excepcionales

En un informe publicado recientemente, el Tribunal de Cuentas Europeo considera que la Comisión respondió con rapidez a la prohibición rusa y, tras calcular el volumen de pérdidas en la exportación de mantequilla, queso y otros productos lácteos, lanzó un primer paquete de ayuda financiera excepcional (al final de 2014) para los productores de los países bálticos y Finlandia, que eran los más afectados. Sin embargo, “tardó más en atender los desequilibrios subyacentes del mercado”.

Bruselas destinó 390 millones de euros a reducir voluntariamente la producción en la UE. “Sin embargo –subraya- debido a unos precios históricamente bajos, muchos productores ya habían reducido su producción de leche antes de que se aplicaran estas medidas”.

La Comisión, añade, no tuvo en cuenta la magnitud de los problemas de liquidez de los ganaderos. Por su parte, “los Estados miembros favorecieron una serie de medidas excepcionales sencillas de ejecutar y optaron por una distribución generalizada de los fondos sin mucha orientación de la ayuda”.

Según el Tribunal, la Unión se ha esforzado por aprender de aquella crisis con el fin de mejorar su actuación de cara a nuevas alternaciones que puedan surgir en el futuro y, en el contexto de la PAC 2021-2027, la Comisión ha propuesto flexibilizar el uso de la reserva para crisis con el fin de reforzar su papel y su posible impacto. No obstante, no ha evaluado adecuadamente los efectos de las medidas adoptadas por los Estados miembros, algo que podría ayudar a mejorar la preparación ante futuras perturbaciones del mercado.

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