Los principales países europeos productores de vino, entre los que figuran España, Francia e Italia, han rechazado la propuesta de autorizar el cultivo en la Unión Europea de seis variedades de vid ahora prohibidas, que según Bruselas ayudarían a reducir el uso de pesticidas. El asunto se trató en el Consejo de Ministros de Agricultura de la Unión Europea, celebrado en Bruselas.
La idea de autorizar seis variedades de vid, como la Vitis Labrusca, que fueron prohibidas hace años por razones que la Comisión Europea ya no considera válidas, suscitó un airado debate en el que los países responsables del 90% de la producción de vino europea pidieron que no haya cambios.
La Comisión cita consideraciones de tipo ambiental y económico para solicitar esos cambios, pero según argumentan España y otros países la introducción de esas variedades disminuiría la calidad de los productos y podría afectar a la buena reputación del vino europeo.
Hungría presentó un documento durante la reunión, apoyado por otros once Estados, entre los que figura España, reclamando el mantenimiento de la situación actual.
El ministro español de Agricultura, Luis Planas, explicó que España «es contraria a ampliar esas variedades y es partidaria de mantener el ‘statu quo'». Según el ministro, las nuevas variedades de la vid «son de calidad inferior y, por tanto, no tiene sentido en un mercado que tiene que ser desarrollado desde el punto de vista cuantitativo pero sobre todo cualitativo que introduzcamos variedades que tienen un inferior significado y valor».
España pidió que continúen prohibidas esas variantes y se opuso a los cruces de Vitis Vinifera con otras vides, a la espera de conocer el impacto en la calidad y tipificación de los vinos.
La idea opuesta la defendieron Austria, Finlandia, Suecia y algún otro Estado miembro, que subrayaron la importancia de crear variedades híbridas más resistentes que permitan disminuir el uso de productos nocivos.
El comisario europeo de Agricultura, Phil Hogan, indicó durante la reunión que el tema suscita «preocupaciones importantes», por lo que el Ejecutivo comunitario «reflexionará» y volverá a plantear el tema en el futuro.